viernes, 17 de junio de 2011

La Marcha de la Dignidad ocupó la plaza 9 de Julio y la rebautizó "Plaza de la Dignidad"




EL GRITO DE LA DIGNIDAD DOCENTE.

A nuestros queridos compueblanos:
Estamos en esta construcción social porque:
• Nacemos para luchar contra el dolor profundo que nos genera la injusticia que padecemos como pueblo, fruto de este modelo de violencia que esta democracia administra y que los gobernantes, cobardemente, no tienen la voluntad política para cambiar.
• Nacemos de la larga tradición de resistencia de nuestro pueblo, enseñanza que nace de nuestros hermanos guaraníes, de nuestros mensúes, de nuestros abuelos y padres.
• Nacemos para recoger la memoria de resistencia de los colonos masacrados de Oberá, de la resistencia de las organizaciones obreras proto peronistas de la zona norte, de la resistencia peronista, del ejercicio del sacerdocio del Padre José Zcherepak, de la juventud de los años setenta, de la lucha del MAN, de la lucha por el retorno a la democracia, de la lucha docente de los noventa y el dos mil, de la marcha de APAM, del misionerazo, del FUD y de cada acto de resistencia de los trabajadores que hemos sido capaz de construir en los últimos años en la zona norte junto a los trabajadores pasteros, aserraderos y tareferos.
• Nacemos para recuperar las practicas solidarias de la Pastoral del Obispo Joaquín Piña.
• Nacemos para transformar las lágrimas de dolor que muchas veces cubren nuestras mejillas, en lágrimas que correrán por nuestros rostros, fruto de las risas por la alegría de vivir una sociedad mejor, por niños jugando y disfrutando del derecho que hoy se les niega.
• Nacemos para luchar contra la pobreza, el despilfarro y la desigualdad que el modelo actual genera.
• Nacemos para desenmascarar al poder. No solo al poder local, que esta en manos de devastadores de nuestro medio ambiente y explotadores de gente, sino al poder que enseña que hacer política es robar.
• Nacemos como colectivo auto-convocados, todos somos delegados de las ideas y actos que todos acordamos, nadie nos elige por el voto por que todos consensuamos en debates libres, donde nuestras palabras nacen de la voluntad de expresar construcciones que nos darán felicidad. Como nadie nos paga, nadie nos puede comprar.

Estamos construyendo algo nuevo. Lo nuevo no es solo cambiar actores, sino practicas. Lo nuevo solo será verdadero si termina con las organizaciones y sellos que solo sirven a individuos y no a colectivos. Basta de creer en sellos que nacieron en el seno de este poder, de traiciones, para ser serviles a este gobiernos y apadrinados por actores que ejecutaron actos de represión en democracia.

Nuestra esperanza tiene un aliado natural: la rebeldía. Para la concepción del poder que gobierna la provincia, este joven movimiento es un peligro en potencia. En la idea de estos funcionarios todo lo joven es rebelde, revolucionario, pero siempre y cuando sus referentes se arrepientan mas tarde.
A ese poder le decimos que estamos hartos de ser trabajadores con derechos de segunda y deberes de primera.
Por eso decimos basta. ¡Basta! De un sistema educativo para alumnos pobres, maestros pobres y pueblos pobres. Queremos un sistema educativo que nos enseñe a construir nuestra libertad. Nadie mas que nuestra organización puede llevarnos a construir esas practicas que puedan crear y recrearse por encima de nuestras diferencias. Es cierto que entre los maestros existen diferencias, pero todos sufrimos los mismos atropellos, los actos de corrupción, el clientelismo, los salarios en negro, los malos tratos de nuestra obra social, las magras jubilaciones que amenazan los últimos años de nuestras vidas, todos sufrimos la conducta política autoritaria de quienes están al frente del sistema educativo, todos nos entristecemos de ver a nuestros alumnos hambreados y desarrapados, todos sufrimos cuando vemos a nuestros ex alumnos sin trabajo, sin posibilidades de seguir un estudio universitario, migrando a Buenos Aires hacia una villa miseria y los que no van explotados después de trece años de escolaridad en yerbales y pinales, donde les espera una vejez prematura y enfermedades que ya padecieron sus abuelos y sus padres.
La educación hoy no los saca del circulo vicioso de la explotación, que es necesario para que unos pocos se queden con la riqueza que genera esos jóvenes brazos que pronto se vuelven temblorosos por la falta de alimentos y exceso, muchas veces, de alcohol, tabaco y estupefacientes.
Nos preocupa enterarnos que abuelos, padres, alumnos y hasta policías se involucren en el tráfico, como único remedio equivocado por cierto para salir del dolor de tanta explotación. Siempre el maestro compartió lo poco que tuvo y estamos seguros que lo seguirá haciendo, antes que cualquier hambreador plan social. Por esa autoridad histórica que nos da tantos años de solidaridad con el oprimido, es que reclamamos no solo para nosotros sino para todos un salario digno.

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